miércoles, 20 de enero de 2021

testimonio

 




Mi nombre es Nora, soy docente de enseñanzas artísticas y conozco a Rosa Inés y a Alfredo, su marido, desde hace muchos años. Siempre ha habido mucho cariño y complicidad con los dos.

Sin entrar en temas personales, le consulté sobre algunas situaciones en mi centro de trabajo y ella, que también fue profesora, se convirtió en mi “coach docente”.

Yo no conocía la faceta de terapeuta y coach de Rosa Inés, ni tampoco sabía cómo me sentiría yo con ella en este nuevo rol.

¿La distancia profesional saltaría por los aires en la sesión?

¿Podría abrirme yo a contar cosas íntimas, que tal vez ella no conocía de mí?

Todas las dudas desaparecieron en cuanto tuvimos la primera sesión. ¡Y fueron muy pocas!  porque Rosa Inés da en el clavo desde el principio. No te deja pasar una jajaja. Lo hace con prudencia y cariño, pero con firmeza. Allí se va a trabajar. Y si pones todas tus cartas sobre la mesa la partida puede ser reveladora.




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